Soy un médico de origen italiano. Fui a Taung, un pueblito situado en el centro geográfico de Sudáfrica, hace 15 años, cuando aún formaba parte de una zona limitada solo a población negra. Hasta ahora, no habiendo más apartheid, ya que se trata de un pueblito rural, está habitado prácticamente solo por indígenas.
En Taung se encuentra el único hospital de la provincia, con 400 camas para una población de 250.000 habitantes. Trabajé los primeros 7 años como médico, haciendo un poco de todo, y desde 1994 soy director sanitario del Hospital, de la provincia, y desde el año pasado, en calidad de consultor, también de la región.
Desde el inicio busqué conocer la realidad social y cultural del lugar sobretodo de las personas que la habitan, participando en los momentos de vida comunitaria de la ciudad, y que comprendí, eran de gran importancia: funerales, matrimonios, aniversarios, etc. Esto construyó la base de relación con los pacientes. Porque la medicina tradicional es muy difusa, diversos son los casos y estados de los pacientes graves que rechazan ser llevados al Hospital, confianza que se fue ganando luego de haberme conocido en la ciudad.
Sentía que cada iniciativa debía ser el resultado de la relación con los otros, con los pacientes y con los operadores sanitarios con quienes se relacionaba mi trabajo de médico, y con el consejo de administración como director sanitario.
Busqué de hacer de este modo todo lo que me parecía necesario, iniciar un acercamiento terapéutico para la curación de enfermedades como la TBC. La tuberculosis es la primera causa de mortalidad a nivel del Estado Noroeste de Sudáfrica, y el departamento de neumonología del hospital de Taung es muy conocido en toda la región porque en él los pacientes, son seguidos directamente por el médico. En todos los otros hospitales, son las enfermeras quienes suministran los fármacos a los pacientes, aplicando los protocolos nacionales. En un momento de mi trabajo mi pregunté como, no obstante siguiendo a los pacientes individualmente y personalmente, hubiese alguno que espontáneamente interrumpían el tratamiento y venían a hospitalizarse cuando la situación clínica era difícilmente controlable.
Para comprender el fenómeno comencé a entrevistar a los pacientes graves en el momento de la segunda recuperación, y surgió que dos eran los motivos principales que causaban la interrupción de la terapia:
- las explicaciones que me suministraron sobre la tuberculosis no eran suficientemente comprendidas (los habitantes de la zona creían que la enfermedad era consecuencia de un pecado cometido, o quizá fruto de la hechicería);
- la duración de la terapia se consideraba demasiado larga (6 meses), y muchos, apenas se sentían mejor (en general luego de 2 meses), interrumpían el tratamiento pensando que no era necesario continuarlo.
De esta forma introduje un modelo de historia clínica que tenía en cuenta en la valoración del paciente y en el acercamiento terapéutico, tres niveles: individual, social y clínico.
Sobre el último no me detengo, porque es el que se usa en todos los protocolos.
En el nivel individual de valoración, se consideraron no solo los síntomas que el paciente presenta sino su interpretación de los mismos, el impacto que ellos tienen sobre su vida; los motivos que han llevado al paciente a consultar al médico, sus ansias o miedos o sus expectativas de consulta y de la visita al especialista.
En la valoración social se tiene en cuenta no solo la anamnesis familiar, sino las características de la vida familiar y social del paciente, de sus relaciones con los otros y del impacto que todo esto tiene sobre la enfermedad.
En base a los datos que la valoración de los diferentes niveles muestras, se establece un plan terapéutico, que es fruto del entendimiento y del acuerdo con el paciente.
Así, además de haber elaborado un modelo de explicación de la enfermedad comprensible a los pacientes, usando ejemplos que le son familiares, he podido involucrar como figura de sostén, una persona identificada por el paciente mismo como “significativa”, de modo que el enfermo pueda compartir el peso de la enfermedad y de la terapia.
Para poder concretizar la iniciativa, involucré a los colegas y a todos los enfermeros del departamento, sea para la entrevista con el paciente, sea para el coloquio con la persona significativa, a la cual se le ha explicado todo sobre la enfermedad, sobre la curación y sobre la importancia del tratamiento.
Luego de 20 meses de esta experiencia, el número de aquellos que interrumpían el tratamiento, disminuyó fuertemente.
Durante su visita al Hospital, un consultor nacional del “Proyecto TBC” promovido por el gobierno, quedó impresionado por los resultados obtenidos, de nuestro modelo de valoración impreso en la historia clínica y como el protocolo nacional se adaptaba a las exigencias locales, considerando los puntos con el mayor respeto a las líneas guías.
Además, en un documento oficial preparado por un grupo de consultores privados por cuenta del Gobierno Central y presentado al Parlamento, sobre la situación de los servicios sanitarios en Sudáfrica, nuestro proyecto fue presentado entre otros 3 proyectos de vanguardia para una nueva medicina en Sudáfrica, porque tiene en cuenta al paciente en todos los aspectos de su vida. Las líneas guías del gobierno para el tratamiento de la TBC para el 2000, incorporó alguno de los puntos introducidos en nuestro Hospital.
Así mismo los reconocimientos oficiales, realmente nos dieron fuerza para seguir adelante, no obstante el mayor tiempo requerido para la entrevista con el paciente, fue por haber visto a cada persona enferma más partícipe en las decisiones sobre su salud porque comprendía su condición también por la persona de soporte, en general un familiar, empeñada en la gestión del tratamiento. Muchas veces nos han dicho: “ahora finalmente comprendo lo que tiene mi esposo”; “es la primera vez que el médico me llama para hacerme saber sobre mi mujer”: “estén seguros que haré mi parte para que esta terapia sea exitosa”, etc.
La alegría que ilumina el rostro de los pacientes luego de la entrevista es la recompensa más grande a nuestros esfuerzos.
Estamos comenzando a aplicar el mismo método con los otros enfermos crónico, como diabéticos, hipertensos, etc.